Pymes vascas: persiguiendo la calidad

Las PYMEs vascas, como las de cualquier país desarrollado, están llamadas a generar el grueso del nuevo empleo en nuestras economías. Podríamos calificar la cosecha del 2016 como buena, ya que se ha confirmado una consolidación y ligero aumento de las ventas y resultados en las empresas, lo cual ha propiciado un modesto, pero constante flujo de creación de empleo. Y ello a pesar de la incertidumbre ambiente, tanto en el mercado doméstico español, como en los agitados mercados exteriores, donde el efecto Brexit, la contracción en el ritmo de crecimiento de la economía china y el creciente aumento del proteccionismo a nivel global esbozan nubarrones preocupantes.

La financiación ha sido más accesible que en ejercicios anteriores, fundamentalmente debido a la política impulsada por el Banco Central Europeo y la necesidad de la banca tradicional de potenciar su cartera de préstamos y créditos a las empresas. Esta predisposición favorable por parte de las entidades financieras, con programas de apoyo a la financiación empresarial auspiciados por las patronales vascas y la colaboración de Elkargi, previsiblemente continuarán en el nuevo año, al menos durante los primeros meses.

Por lo demás, la entretenida zarzuela del año que vivimos peligrosamente en la política española, no puede sino contrastar con la sensatez y aplomo del que han hecho gala los electores en el País Vasco, así como sus representantes políticos. Ello nos ha deparado un Gobierno Vasco de coalición integrado por los mismos partidos que componen el Gobierno Foral guipuzcoano y que comparten en líneas generales una visión común tanto de la importancia de continuar una política de apoyo firme y sostenido al sector industrial, como del papel fundamental que desempeñan las empresas y los empresarios en la generación de la riqueza colectiva y la creación de empleo. Para completar el cuadro tan solo faltaría que los sindicatos mayoritarios en el territorio abandonasen la trinchera cómoda de la dialéctica política y se avinieran a transitar en 2017 por el más difícil camino de la negociación colectiva responsable y constructiva. Ello sería una magnífica noticia.

En cuanto a los desafíos de las empresas vascas en el año nuevo, según una encuesta reciente en los EE.UU. son cuatro los principales retos a los que se enfrentan las PYMEs en la actualidad: las dificultades de acceso a la financiación bancaria; el lastre que supone la carga de papeleo burocrático para el cumplimiento de la normativa creciente; la dificultad de encontrar empleados con las competencias tecnológicas e informáticas adecuadas; y el acceso a las tecnologías modernas a un coste razonable (en particular, la protección ante ciberataques informáticos). En fin, nada que no sea también predicable respecto a nuestras empresas.

Supondrán una nota positiva, sin embargo, la puesta en marcha de nuevas fuentes de financiación alternativa, complemento de la bancaria tradicional, como el fondo de capital riesgo guipuzcoano para inversiones en start-ups impulsado por Geroa, Adegi y Elkargi, u otras iniciativas análogas aún en fase de diseño.

En particular, tendrá una importancia cardinal la concienciación y asunción social convencida a todos los niveles, desde el individual y familiar, al colectivo e institucional, de la formación del talento y de su escasez actual. Son ya varios los representantes empresariales que vienen advirtiendo y lamentando la carencia de candidatos suficientemente cualificados en Euskadi (especialmente en competencias tecnológicas) para completar los empleos que están siendo requeridos por nuestras compañías.

Apliquémonos, por tanto, el sabio consejo del físico y polímata vasco Pedro Miguel Etxenike, de cuya entrevista imprescindible publicada por éste periódico el 02/Dic/2016 con motivo de la entrega del enésimo reconocimiento a su trayectoria (la Medalla de Oro de Navarra), se extrajo el siguiente titular: "Un país como el nuestro sólo puede competir en el mundo con calidad y con la educación como primera prioridad". Continuemos, por tanto, con paso firme por la senda de dicha visión y recogeremos, sin duda, sus frutos benéficos.