Básicamente un protocolo familiar consiste en plasmar en un acuerdo con jurídica propia las líneas básicas o criterios de actuación que se deben tener en cuenta por parte de los actuales y futuros propietarios para el buen funcionamiento de la ...
Es de sobra conocida la enorme relevancia que tienen las empresas familiares en nuestra sociedad. Suponen casi el 90% de las empresas del país, un 65% del PIB, el mismo porcentaje respecto a la población activa…,
Pero del mismo modo, conocemos la realidad de que hay muy pocas empresas familiares que sobreviven a la tercera generación.
Y es que tanto la gestión desde el punto de vista del negocio como la previsión y organización desde el punto de vista de la propiedad son de vital importancia.
Llegados a este punto, hay instrumentos, como pueden ser el protocolo familiar o los pactos entre socios, que nos permiten reflexionar y planificar el futuro dentro de la empresa y su desarrollo en el ámbito familiar.
Básicamente un protocolo familiar consiste en plasmar en un acuerdo con jurídica propia las líneas básicas o criterios de actuación que se deben tener en cuenta por parte de los actuales y futuros propietarios para el buen funcionamiento de la empresa. El objetivo de esto es el de crecer evitando que las interferencias del ámbito familiar puedan afectar a la toma de decisiones empresariales.
En este sentido en los acuerdos o protocolos familiares se recogen aspectos como:
Además los protocolos familiares se complementan y se refuerzan con otra serie de documentos tales como la elaboración de testamentos, pactos sucesorios, acuerdos matrimoniales o nombramientos de tutores.
Con todo ello lo que se logra, tras este ejercicio de reflexión, es poner el foco, no tanto en los intereses de la familia (que también) sino en la empresa, para dejar fijados dentro de un marco contractual los elementos esenciales para que la empresa familiar siga creciendo.