El Diario Vasco: "Innovar o morir", por Alex Laskurain, Socio de NORGESTION

DV. Opinión.

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9/12/2020

06.12.2020.- Innovar o morir, esa es la cuestión. Y ese parece ser el dilema que subyace a prácticamente cualquiera de los análisis sobre nuestra realidad sanitaria, social y económica que se vienen produciendo con posterioridad al último 14M, el día en que asistimos, con una mezcla de incredulidad y desasosiego, a la declaración de emergencia sanitaria.

Ese día nuestra caja de cambios personal y profesional entró en punto muerto. Nos vimos abocados a parar, reflexionar y, en un contexto marcado por la incertidumbre y el shock inicial, preguntarnos sobre cómo era posible que hubiésemos llegado a esa situación y hacia dónde nos dirigíamos como sociedad.

Como si de un terremoto de magnitudes épicas se tratara, la actual crisis pandémica está derribando una parte importante de los principales cimientos sobre los que hasta hace bien poco descansaban las estructuras de nuestra sociedad, nuestro modus vivendi y nuestro modus operandi. Todos los estratos que la conforman, las personas, las empresas, la sanidad, la administración, la cultura, el deporte... se han visto obligados a innovar de manera urgente, continua y, en algunos ámbitos, vertiginosa para intentar adaptarse a los constantes cambios y medidas que la crisis sanitaria nos está forzando a tomar. Como acompañamiento al grave impacto que la actual crisis viene provocando en todos los ámbitos, la "academia COVID" impone a la sociedad en su conjunto la realización de un curso de reciclaje exprés en aras a adquirir nuevas habilidades cuyo rápido aprendizaje e interiorización resultará indispensable para el mantenimiento de nuestras estructuras socio-económicas y eso que llamamos nuestro estado de bienestar. Recordar que el curso es de cumplimiento obligatorio.

Siguiendo con el símil de la academia, cabría destacar como primera lección el hecho de que a diferencia de lo que indicaba el título de uno de los grandes temas de un célebre cantante, la vida no sigue (ni seguirá) igual.  Lejos parece quedar una sociedad intrínsecamente arraigada en la gestión de lo conocido que da paso a una rápida reconversión de sus principales mandamientos hacia una sociedad emprendedora basada en las necesidades de constante innovación y adaptación a entornos en continuo cambio.

Si tuviese que destacar una segunda lección sería la necesaria condición de omnipresencia de la innovación, definida como la cualidad de "estar alguien o algo presente en muchos lugares y situaciones hasta el punto de dar la impresión de que está en todas partes". La innovación es, más que nunca, cosa de todos no circunscribiéndose únicamente al ámbito de la empresa privada. En el presente escenario el papel de la Administración cobra una especial relevancia. Son acuciantes y necesarias unas políticas activas que no solamente persigan mitigar el impacto económico del brusco parón de la actividad, sino que potencien adicionalmente la generación de un ecosistema innovador que ayude a mantener competitivas a nuestras pymes.

Las principales medidas económico-tributarias adoptadas hasta la fecha por las diferentes administraciones que en una lectura simple se resumen en forma de aprobaciones de ERTE, inyecciones de liquidez (préstamos ICO- ELKARGI) y diferimiento en el pago de distintos tributos han resultado, sin duda, imprescindibles para minorar el impacto de la pandemia en términos de destrucción del tejido empresarial. Este tipo de medidas, de efecto temporal habrán de ser complementadas con otras de medio y largo plazo que persigan en este caso la atracción y el mantenimiento de polos de innovación y talento a nivel local.

Visto desde el prisma exclusivamente tributario, además de las necesarias medidas de gestión anteriormente expuestas, la actual situación requerirá de la Administración la toma de otras medidas innovadoras adicionales que conlleven una constante potenciación y reforzamiento en cantidad (fiscalidad atractiva) y calidad (certidumbre jurídica) tanto de figuras ya existentes en la normativa tributaria actual tales como el Patent Box, las deducciones  por inversión en I+D+i, la participación de inversores terceros en proyectos de startups, I+D, producciones cinematográficas, etc... así como de otras nuevas medidas tributarias que acompañen a nuestro tejido empresarial en la consecución del siguiente triple objetivo: fortalecer y acelerar los proyectos de innovación a acometer por las empresas, retener el talento local y atraer inversión privada externa que conjuntamente con los fondos que puedan llegar de la Unión Europea sirva para asentar en el territorio sectores económicos de futuro que puedan transformar el País en la dirección requerida.

La ayuda de la UE constituye el mayor paquete de estímulo jamás financiado a través de su presupuesto. Gestionarlo de la manera más eficiente será uno de los retos más importantes de nuestra historia reciente. Se trata de una oportunidad única para afrontar la reconstrucción de la crisis provocada por la pandemia y la transformación de nuestra economía. Un reto colosal que debemos contemplar con ilusión y esperanza.

Nos toca innovar. No es país para viejos... hábitos, claro. Uno ya va entrando en años.

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